La verdad detrás de los mitos comunes sobre el vino blanco

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En las últimas décadas, ha surgido mucha información errónea sobre el vino blanco, así que es tiempo de separar los hechos de la ficción. De tal manera que, comenzaremos hablando sobre los principales mitos sobre la salud e iremos revelando la verdad detrás de cada uno.

Los mitos más populares en los últimos años

  • El vino blanco es elaborado exclusivamente con uvas blancas, que tienen un color de piel de amarillo a verdoso. Sin embargo, la realidad es que existe una gran variedad de vinos blancos elaborados a partir de uvas negras. Dependiendo del tipo de uva, la tonalidad cambiará de más cristalina a color ámbar. En efecto, para conseguir ese color claro, en el momento de la maceración hay que evitar que los hollejos de la uva, descansen con el mosto porque eso es exactamente lo que mancha el mosto del vino, dándole un color oscuro.
  • El vino blanco debe beberse bien muy frío. En realidad, es una máxima que no siempre se aplica. Todo depende de la botella que tengamos a mano porque la temperatura ideal para los vinos blancos más ligeros está entre los 7 y 10 grados, para los que están más maduros, y llevan algún tiempo en barrica, es mejor servirlos entre 10 y 13 grados, debido a que a esta temperatura se puede apreciar ciertos aromas de una mejor manera y a temperaturas bajas pasan desapercibidos.
  • El vino blanco acompaña solo al pescado, nunca a la carne. Esta es una idea errada muy popular porque siempre se dice que para la carne se usa el vino tinto y esto no siempre es así. El vino blanco no solo va bien con el pescado, depende de la variedad. Un claro ejemplo son los “Riesling de Alemania”, que pueden ir a la perfección con cualquier preparación de cerdo o carnes grasas. Lo mismo aplica al queso: no se deje engañar pensando que solo el vino tinto combina bien con los productos lácteos. Realmente, los vinos blancos pueden ser el acompañante ideal para quesos suaves, cremosos y quesos azules.
  • El vino blanco no tiene tanta presencia como el vino tinto. Este es un punto que depende de la perspectiva de cada quien. Aunque muchos vinos blancos destacan por ser suaves, existen algunos tipos de uvas que pueden dar a estos vinos un aspecto importante. Además, el tiempo de permanencia en barrica y la crianza en botella pueden incrementar el cuerpo del vino, haciéndolo más cremoso y estructurado. Asimismo, hay muchos vinos blancos de gran calidad con crianza en barrica.
  • Existe poca variedad de vinos blancos. Este es un mito que no tiene fundamento, ya que la gran variedad de uvas con las que se puede elaborar un vino blanco, no solo genera una amplia gama de variedades de color, sino también de aromas. Por último, el punto geográfico y climático donde se realiza la cosecha también es otro factor a considerar. Por ejemplo, en España cada denominación de origen tiene al menos una variedad de vino blanco a destacar, el repertorio de posibilidades es muy rico y diverso.
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