El Museo Nacional de Antropología es bien conocido por sus muestras sobre el continente africano. Sin embargo, esta institución tiene serios problemas con el espacio de las muestras, por lo que varias de las esculturas, objetos y reliquias se encuentran almacenados.
La historia detrás de los objetos
Luis Pérez Armiño, quien se ocupa de conservar el museo, y es buen conocedor del arte africano, explica que las muestras a exhibir se eligen de forma cuidadosa, para transmitir un mensaje específico.
Es por esta razón que gran parte de estos tesoros se encuentran guardados, ocultos a los ojos del público. Pérez también añade que dichos tesoros permiten entender un poco más sobre la cultura de colonización de España. En esencia, sobre dos vertientes: Las expediciones científicas del siglo XIX y la exploración de posibilidades económicas en el siglo XX.
En el año 1884, durante la conferencia de Berlín, al país español se le asigna el protectorado de dos territorios: Marruecos y Sahara occidental. Asimismo, en ese tiempo también se reconocían las fronteras de Guinea Ecuatorial; territorio cedido por Portugal a España, a cambio de otros territorios al norte de El río de la Plata.
Fue a partir de dicho momento que empiezan las expediciones para explorar alternativas económicas. Además, se ejecutó la recogida de objetos culturales, consiguiendo un primer grupo de reliquias obtenidas de la expedición de Luis Sorela en 1887. De igual modo, el museo posee un segundo grupo de objetos que proceden del Museo de África.
Creación del Museo de África
Luego de la Guerra Civil, se consideró la creación de nuevas estructuras de investigación, “fue una reestructuración total de la cultura”, expresa Pérez.
Fue así como se estableció un nuevo Instituto de Investigación Africano, que a su vez fundó el Museo de África, que se nutría de los descubrimientos arqueológicos y otros artefactos. No obstante, según Pérez Armiño, el momento fundamental ocurrió en 1948. Fue cuándo organizó una nueva expedición en Guinea Ecuatorial, con el fin de recoger objetos que se destinarían a esta institución.
Aunque, el Museo de África tuvo una vida demasiado pasajera, apenas 12 años en funcionamiento, debido a la independencia de Guinea Ecuatorial. Fue entonces que, tras su cierre en 1974, todas las colecciones fueron a parar al Museo Nacional de Antropología.
Más que un problema de espacio
“Entre tanta riqueza, es difícil decidirse por una sola pieza” Explica Pérez Armiño quien, en ocasiones, no logra decidirse entre una reliquia y otra. En dicho sitio, se maneja una gran cantidad de colecciones de gran valor. Por ejemplo, las de Bieris y Fang que proceden de Guinea Ecuatorial.
Y, aun cuando en el Museo Nacional de Antropología también encuentran otras dificultades, como los constantes acercamientos de las metrópolis africanas, exigiendo los objetos de vuelta. Pérez considera que es un tema complicado. Ya que, desde su punto de vista, “Los objetos no fueron saqueados, sino recolectados bajo la guía de principios académicos”.
Lo cierto es que, el cuidador del museo considera que, no solo se necesita más espacio, sino un segundo Museo de África, que permita continuar la labor que el primero perseguía hacer muchos años.